EL FUTURO PASA POR UN CARGADOR UNIVERSAL

Parece que el desarrollo de la tecnología anticipa que, dentro de pocos años, los cargadores de los distintos dispositivos móviles serán totalmente inalámbricos y no será necesario conectarlos, tan solo acercarlos al sistema de carga. Sin embargo, mientras esta tecnología se desarrolla al 100% estamos ante un panorama donde podemos encontrar distintos tipos de cable de carga, y esto trae quebraderos de cabeza tanto a los usuarios como a los fabricantes e, incluso, a los gobiernos.

El problema para los usuarios surge cuando para cada aparato casi están obligados a tener un cable exclusivo de carga, dependiendo de marcas y/o modelos. Toda esta profusión de cables genera una cantidad enorme de residuos, y de ahí que los propios gobiernos hayan entrado de lleno a intentar regular este mercado.

La última noticia es que la Unión Europea quiere proponer el cable USB-C como sistema estándar de carga para todos los dispositivos electrónicos. Con esta medida, Europa quiere que ese modelo se implante como vía única y se evite la acumulación de cargadores en cajones, generando un alto número de residuos nocivos para el medio ambiente. Todo ello, como vemos, con vistas a una transición ecológica futura.

En la propuesta también se recoge la venta separada de cargadores y dispositivos. Esto cada vez es más habitual, pero sigue ocurriendo que cada vez que compramos un dispositivo, acumulamos un cable que tenemos repetido ya y es totalmente inútil. Según la UE, actualmente, los cargadores y cables no usados suponen 11.000 toneladas al año de desperdicios. Además, se obligará a informar a los consumidores sobre el rendimiento de carga del aparato comprado en cuestión, para saber qué tipo de cargador necesita y ver, así, si el usuario ya dispone de él y evitar su compra.

Según datos de la Comisión Europea, cada usuario posee actualmente 3 cargadores distintos para un mismo teléfono móvil de media. Y, aun así, el 38% de los usuarios reconoce tener problemas para cargar el teléfono debido a las incompatibilidades entre cables y sistemas de carga. De ahí la necesidad de unificar este sector.

Entre los fabricantes, el más afectado por esta medida sería Apple. La empresa norteamericana lleva desarrollando desde 2012, con la salida al mercado del iPhone 5, sus propios modelos de cargadores. Aun así, parece que esta empresa sí que está mostrando su preocupación por el medio ambiente y, aunque la mayoría de sus modelos siguen con su patente propia de carga, el nuevo iPad Mini recién presentado sí que presenta el cargador tipo USB-C.

Veremos si esta propuesta sigue adelante. Por el momento, tiene que ser aprobada por el Parlamento Europeo y el Consejo. A partir de ahí, se dará un plazo de dos años a los fabricantes para adaptar todos sus modelos de dispositivos electrónicos al nuevo tipo de cargador.